lunes, 11 de julio de 2022

La falsa Reforma Agraria y la necesidad de la Revolución Agraria en Chile.

 Avance del trabajo revolucionario de propuesta de revolución de Nueva Democracia para Chile




En la actualidad la semifeudalidad ha evolucionado en el agro tras una mayor penetración del capitalismo burocrático, que es un capitalismo atrasado, donde la poca industria existente es servil a la extracción de materias primas sin refinar y, tal como se evidencia con la minería o la exportación de frutas, van a parar a países imperialistas como EE.UU., China, Europa y otros, reafirmando nuestra condición de semicolonia. 

Esto viene provocando un cruel y prolongado despojo a los campesinos; mediante la hipoteca y la quiebra de la economía campesina, se ha producido una mayor reconcentración de la tierra en manos de grandes latifundistas. A causa de esto, miles de familias han debido emigrar a las ciudades. Los campesinos han debido soportar una serie de poderes compradores semifeudales que fijan los precios de su producción y acumulan más riqueza gracias al trabajo campesino.

El crónico e histórico problema de la tierra ha provocado una excesiva subdivisión de la pequeña propiedad campesina (minifundio), aumentando el número de campesinos pobres sin tierra o con poca tierra.

La servidumbre, basada en la gran propiedad de la tierra y en el traspaso de trabajo gratuito al latifundio prosigue de forma abierta y/o encubierta en numerosas modalidades. Ejemplo es que, en pleno 2022 aún existen inquilinos, trabajadores que viven en fundos para cuidarlos y, además, deben trabajar en las faenas agrícolas. Muchas veces a éstos sólo se les paga por el trabajo en las faenas pero no se les remunera el cuidar y hacer tareas fuera del horario laboral.

Hoy en día los terratenientes concentran gran parte de la tierra productiva del país. Este sector de las clases dominantes aparece vinculado y entrelazado por miles de hilos a la gran burguesía.

El amplio desarrollo del proletariado agrícola (temporeros) esconde detrás del salario que se les entrega, las viejas relaciones de producción que encarnan la semifeudalidad, pues ésta no ha sido radicalmente barrida por una revolución democrática. Ejemplo de ello es lo que señala en entrevista a SURMAULE Hugo Reyes, ex funcionario de la CORA durante el gobierno de Allende: 

(La lucha del campesinado) “Sigue siendo casi la misma, sólo que hoy tiene otros nombres. Han disfrazado la explotación del campesino con la llegada del temporero. (...) de igual modo están los temporeros permanentes y no permanentes. La figura del patrón sigue siendo la misma, inclusive creo que hoy hay más explotación. Por el pan, por el sueldo, por dar sustento a sus familias el campesino sigue viviendo abusos, sigue cerrando la boca y aguantando la vulneración de sus derechos.”

Tras la mal llamada reforma agraria, que no fue más que compra y venta de tierras, se ha vuelto a producir la reconcentración de la tierra. A pesar de algunos cambios que se han producido en la agricultura aún sigue pendiente una reforma agraria revolucionaria, una revolución agraria que beneficie a los millones de campesinos, principalmente pobres y campesinos mapuche pobres que aún hoy en día continúan debatiéndose contra la expropiación de sus tierras por parte del capital burocrático-terrateniente, revolución que sólo puede ser desarrollada mediante la guerra popular como guerra agraria.


Pugna entre el camino terrateniente y camino campesino. 

En Chile la gran propiedad se va a constituir en un largo proceso que va a tomar por lo menos varias décadas desde el comienzo de la conquista militar y la usurpación del suelo a la masa indígena durante la invasión española en América Latina.

Después de la conquista y usurpación el desarrollo del país fue muy lento. A partir de fines del siglo XVII la propiedad de la tierra va a ir adquiriendo mayor importancia económica. Hacia el siglo XVIII va a quedar establecido el latifundio (la hacienda) y se refuerza su propiedad mediante la fijación de mayorazgos.

Es en todo este periodo, hasta la segunda mitad del siglo XIX que las relaciones feudales de producción se mantienen intactas desde su establecimiento en los primeros siglos de la colonia. El proceso de independencia, como proceso emancipador de la dominación colonial española no impactó en las relaciones sociales sino que las mantuvo.

En la gran hacienda existirá un tipo de trabajador sometido a condiciones laborales serviles, además junto a la gran hacienda existirá un numerosísimo campesinado pobre, expoliado y esquilmado de mil formas por los hacendados.

Muestra del atraso del latifundio a fines del s. XIX es que dentro de la sociedad, la propiedad de la hacienda era más importante política y electoralmente que los beneficios comerciales que pudiese obtenerse de ella.

El régimen feudal en que vivía sujeto el país, no se había visto alterado por la existencia de un capital mercantil. Pero con el desarrollo de nuevas fuerzas productivas el país se convertirá en un país semi-feudal. Ya no será completamente feudal.

A partir de mediados del siglo XIX con la introducción de nuevas fuerzas productivas en algunas ciudades, puertos y centros mineros, las relaciones de producción feudales predominantes proseguirán y constituirán la base sobre las que se levantan las nuevas de carácter capitalista con las que coexistirán.

Hacia la década de 1870 el régimen feudal va a sufrir una importante crisis de la cual no se recuperará. Los grandes terratenientes han debido hacer evolucionar la semifeudalidad especialmente a partir de la década del 20 donde ya se comienza a hablar el gobierno fascista de Ibáñez de agronegocios.

Desde la década de 1920, con el crecimiento de la agitación campesina, los terratenientes han debido concurrir a la reestructuración del viejo Estado para poder ampliar la base de sustentación social de éste al mismo tiempo que eran desplazados por la gran burguesía del control del Estado.

El Estado, como dictadura conjunta de terratenientes y grandes burgueses ha sido sistemático en mantener extraeconómicamente la situación de los terratenientes. Esta situación se vuelve cada vez más insostenible bajo el empuje del movimiento campesino en la década de 1940, 1950 y 1960 del siglo XX.

El imperialismo yanqui y la gran burguesía en estas décadas presionan a los terratenientes pues las masas campesinas están haciendo peligrar el orden. Bajo el plan yanqui Alianza para el Progreso, se impulsan las primeras leyes agrarias para la compra y venta de tierra. Son los primeros esfuerzos de contener el peligro de una revolución comunista en América Latina, obstaculizando el camino campesino, imponiendo el camino terrateniente y la línea a desenvolver por parte del capitalismo burocrático en el agro.

Desde la década de 1920 ya se anunciaban estos problemas. En aquella década se llamaba a evolucionar la semifeudalidad. Sobre el poder de Estado que concentraban los terratenientes logran beneficios que buscan incrementar con actividades especulativas (bolsa de comercio). Los terratenientes venidos a menos concurrirán a participar del llamado "sistema de partidos políticos", entre ellos el Partido Radical (PR), el Partido Socialista (PS), la Falange Nacional (luego en 1957 Partido Demócrata Cristiano - DC), también en directorios de la gran burguesía, altos cargos en el viejo Estado.

Con el ascenso de la lucha de clases en los 1950, 1960 y 1970, el camino terrateniente se ve más amenazado por el camino campesino. Actuando para salvar al conjunto de las clases reaccionarias se le da un impulso a las leyes de compra y venta de la tierra.


Nacimiento de la mal llamada Reforma Agraria

El viejo Estado debe asumir la defensa del conjunto de los terratenientes y de las relaciones sociales predominantes. A esta tarea concurren la ley 15.020 de 1962 que crea la Corporación de Reforma Agraria (CORA) y el Instituto Nacional de Desarrollo Agropecuario (INDAP); la ley 16.640 y 16.625 de 1967, ambas para contener la lucha campesina.

Entre el gobierno de Frei Montalva y Allende la CORA se transforma en un gran terrateniente, desarrollando propiedad asociativa, jugando un papel clave en sofrenar la rebelión del campesinado pobre y su lucha por la tierra. De hecho, los pocos campesinos que tocaron tierras se vieron enfrentados a una serie de problemas que bien relata Silvia Sepúlveda, ex prisionera política y dirigenta campesina de Linares:

(...) “los fundos quedaban desmantelados, sin herramientas, máquinas ni animales. A los campesinos se les entregaba la tierra pelada y ellos tenían que luchar para que se les diera el resto.”

Con estas instituciones se reproducen las formas feudales de explotación y opresión, miles de campesinos continúan bajo servidumbre, sin que las tierras se les hayan dado en propiedad. Se hablaba de una "transición". Para ello se habían creado los Centros de Reforma Agraria (CERAS) y Centro de Producción Social (CEPROS).

Cabe mencionar que los años sesenta y setenta son uno de los periodos más complejos de analizar toda vez que se han cubierto con un grueso manto de mitos sobre la Reforma Agraria.

Los terratenientes mantuvieron sus mejores tierras y se amparaban en la legalidad burguesa-terrateniente, siendo un ejemplo de ello lo relatado por Francisco Muñóz, ex prisionero político y dirigente campesino oriundo de Talca: 

“Para defenderse de las expropiaciones (mejor dicho compra de tierras), algunos de los patrones dividieron sus tierras en varias partes y las repartieron entre sus familiares, con el fin de que sus fundos tuvieran menos de 80 hectáreas; también contrataban menos de 25 trabajadores agrícolas, así no se podía formar sindicatos ni tampoco expropiar sus fundos.”

Una vez consumado el golpe de la Junta Militar Fascista (JMF) se procedió a restituir predios y revocar otros.


Golpe de Estado dirigido por Pinochet y la política en el agro de la JMF

Con el golpe de Estado de 1973 se impuso momentáneamente el camino terrateniente. Sobre la base del genocidio, el movimiento campesino fue aplastado transitoriamente y ha sufrido un proceso lento de despellejamiento.

Gran parte de los predios entregados en propiedad por la JMF a algunos centenares de familias campesinas, a modo de mitigar el descontento de estas masas, ya a fines de 1980 y comienzo de los 90 habían sido reconcentrados. De los noventa hasta ahora el proceso de reconcentración de la tierra ha proseguido llegándose al nivel existente en la década de los 1950.

En el presente, sólo las cifras deI INE de 2019 en la Región del Maule, se calcula en cerca de 126.000 la población vinculada a actividades productivas rurales. De ellas cerca de 80.000 son campesinos pobres sin tierras o semiproletariado.

El camino terrateniente se manifiesta políticamente en el viejo Estado en el clientelismo, al cual se pliegan toda una serie de agentes, funcionarios, intermediarios, que oprimen y expolian al campesinado pobre principalmente y sostienen al viejo Estado. Al igual que en Perú respecto al gamonalismo en Chile "el factor central del fenómeno es la hegemonía de la gran propiedad semifeudal en la política y en el mecanismo del Estado contra el cual se debe atacar de raíz." En este sentido el clientelismo es la expresión de la semifeudalidad en la política, "sobre la cual se sostiene el régimen de servidumbre en el que actúan mandones y lacayos representantes del viejo Estado en los más recónditos pueblos del país aunque cambien de ropaje según el gobierno de turno; factor contra el cual se dirige la punta de lanza de la revolución democrática en cuanto guerra agraria." - PCP

La propuesta de "Chile potencia agroalimentaria y forestal" son los viejos sueños terratenientes y su camino. Para el pueblo nada nuevo tienen que ofrecer.

Se obligará a los pequeños productores a producir solo los alimentos que en cada región tengan "ventaja comparativa" en relación con el mercado mundial. El imperialismo asigna lo que le corresponde producir a cada semicolonia. Hablan de "Inclusión", pero esta participación es subordinada al plan imperialista y a la asignación de nuestro lugar en el mercado mundial, incorporación de pequeños y medianos productores a los "encadenamientos productivos" de las patronales agroindustriales. Se les "ofrecerán" créditos a los productores campesinos "para transformar a todos los productores agrarios en empresarios". “Se busca atar a los campesinos al proceso de la hipoteca y la usura, despojarlos de las tierras y que estas se apropien los banqueros, la gran burguesía y terratenientes, quieren amplio campo para que puedan invertir en el campo y desenvolver la agroindustria." - PCP

Este proceso no hace más que concentrar los derechos de agua de napas subterránea en manos de los terratenientes y la gran burguesía, los pozos de profundidad terminan secando los pozos de pequeños propietarios.

Estos y más ejemplos reafirman la necesidad de una verdadera revolución agraria y vencer las 3 montañas que oprimen nuestro país: El Imperialismo, la semifeudalidad y el capitalismo burocrático.




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