Republicamos este importante artículo aparecido en la nueva página web de “El Pueblo”: periodicoelpueblo.cl
La alianza obrera-campesina es una condición para el desarrollo del movimiento revolucionario en Chile. Sin embargo, diversos sectores desestiman su importancia, al mantenerse influidos por las tradiciones cepalianas y el post-modernismo que imperan en lo que se conoce como ‘la izquierda’. Lo que entregamos a continuación son apuntes y notas interpretativas acerca de la situación de los temporeros en el campo chileno. El documento ha sido compartido por compañeros del Frente Revolucionario del Pueblo, con el objetivo difundir la situación del campesinado temporero en Chile, desde un análisis de clases que evidencia la importancia económica del trabajo temporal para el enriquecimiento de grandes burgueses y terratenientes, al mismo tiempo que pone atención a las condiciones de vida y de trabajo que van anidando una próxima rebelión en el campo chileno.
Introducción.
– La reacción, el oportunismo y el revisionismo se han encargado de ocultar y echarle tierra al problema de la tierra en Chile.
– Mediciones como el CENSO, niegan que exista el campesinado, planteando criterios absurdos para diferenciar campo de ciudad, donde aldeas y caseríos aparecen como ciudades, como si fueran lo mismo que la megalópolis Santiago.
– Otros ven al campesinado como “huasos brutos”, o consideran que su papel en la sociedad es minoritario. Centran muchas veces en si tal o cual candidato gana en Ñuble por ejemplo, y hasta ahí queda su investigación, con la que concluyen que el camino de la revolución en Chile es la revolución socialista y no la revolución de nueva democracia.
– Finalmente, cuando hablan de campo, solo se refieren al campo Mapuche y la lucha por la liberación Nacional, pero dejando a un lado el vasto campo chileno.
– Todos estos planteamientos no son casualidad. El Presidente Mao ha dicho que “No se podrá formar poderosos destacamentos revolucionarios para poner fin a la dominación imperialista sin ayudar a los campesinos a derrocar a la clase terrateniente feudal, porque es ésta la principal base social de la dominación imperialista en China, y el campesinado, el contingente principal de la revolución china”, por tanto, negar el problema campesino es una forma de conjurar la revolución.
– Aplicando la enseñanza del Presidente Mao, vemos la necesidad de realzar al campesinado en nuestro país y su papel revolucionario, investigando en las zonas rurales, ligándonos a las masas pobres del campo chileno, y también revisando distintas fuentes, veremos qué tan relevante es el campesinado pobre en nuestro país, en particular el de los temporeros, los trabajadores agrícolas de temporada, en su mayoría campesinos pobres sin tierra o con muy poca tierra que le trabajan al latifundio.
– En primer lugar observamos que en Chile hay más de 800.000 temporeros, es decir, hay más temporeros que obreros de la construcción, mineros, portuarios o pescadores. Sus condiciones de trabajo son de las peores que hay en todo Chile. Están sometidos a los peores sueldos a nivel nacional, a una alta informalidad, expuestos a agroquímicos dañinos, a múltiples riesgos de accidentes y de enfermedades, a jornadas extenuantes, a malos tratos de sus patrones, a una nula protección de sus derechos, estando prácticamente prohibida su sindicalización.
– Tanto por su gran número, como por sus insoportables condiciones de vida, los temporeros aparecen como trabajadores con un fuerte potencial revolucionario.
II. La fruticultura al servicio del imperialismo
– En cuanto a su importancia económica, el trabajo de los temporeros es una piedra angular de la economía chilena.
– En el campo chileno una de los principales rubros en la actualidad es la Fruticultura, el cultivo de frutales para exportación a países imperialistas. Esta actividad ha tenido un creciente y vertiginoso desarrollo en los últimos 40 años, siendo uno de los principales cambios en la estructura agraria implementado por la junta militar fascista y la aplicación de las llamadas políticas “neoliberales”.
– En el año 1988, la fruticultura abarcaba 130.000 hectáreas (ver La Agricultura Chilena: Las dos caras de la modernización. Sergio Gómez y Jorge Echeñique. 1988. GIA), mientras que el 2021, de acuerdo al VIII Censo Agropecuario y Forestal, la fruticultura alcanzó las 374.000 hectáreas, concentradas principalmente desde la V Región a la Región de Ñuble. La tendencia en el campo por tanto ha sido al crecimiento sostenido de la importancia de la fruticultura.
– La Fruticultura es una actividad que está casi exclusivamente al servicio de las potencias imperialistas, suministrando fruta fresca a la población de estos países. Más del 80% de la fruta cosechada en Chile se exporta a países imperialistas
– Esto se refleja en que a nivel mundial, nuestro país es el sexto exportador de fruta fresca, y el primero del hemisferio sur. Es reconocido por ser el primero en exportación de frutales como las cerezas y los arándanos
– De esta forma, la Junta Militar Fascista se encargó de cimentar una estructura agraria donde la fruticultura tiene un papel principal, estando directamente al servicio del imperialismo, en desmedro del mercado interno. Esta tendencia se ha desarrollado más y más en las últimas décadas dejando un agro sometido completamente a los vaivenes de la crisis imperialista.
– Una característica de la fruticultura es su alta demanda de mano de obra estacional. Según algunos cálculos, la fruta demanda entre 14 a 25 veces más mano de obra que el cobre, por cada 1.000 USD generados. Esta alta demanda de mano de obra se da especialmente en la temporada de cosecha. Así, esta actividad genera un gran número de campesinos pobres y trabajadores rurales que solo encuentran trabajo durante 3 o 4 meses al año, deprimiendo su condición económica y viéndose obligados a buscar la subsistencia por distintos medios.
– A su vez, con el crecimiento de la fruticultura, crecen las denuncias de regímenes de trabajo forzado o trabajo semi-esclavo en el campo (por ejemplo, trata de personas denunciada en 2022).
a) Las cereza, principal producto del campo chileno hoy.
– Para comprender mejor el negocio frutícola, analizaremos uno de los principales cultivos que se ha desarrollado en los últimos años: las cerezas. Según el Censo agropecuario del 2021 y ASOEX, la superficie total de cerezos en el país es de 60.000 há., siendo el frutal con más superficie cultivada.
– El primer trimestre del 2022 el tercer producto que más exportó Chile fueron cerezas cosechadas a mano por cientos de miles de temporeros.
– La tendencia del crecimiento de la exportación de la cereza ha llegado a que en sólo dos años, del 2018 al 2020, se duplique la cantidad de toneladas exportadas.
– En la producción de cerezas se ve expresado de manera más aguda el carácter burocrático de la fruticultura, ya que la inmensa mayoría de las cerezas chilenas (89%) son exportadas solamente hacia un país imperialista: China, Hoy, más de 60.000 hectáreas de nuestro suelo, y al rededor de 200.000 temporeros de nuestro país se dedican casi únicamente a abastecer el mercado chino de frutas.
– Las más grandes superganancias se alcanzan en la cosecha durante diciembre y enero. Un kilo de cerezas puede llegar a costar 50 USD en vísperas del año nuevo lunar. Tal es la ganancia que incluso los terratenientes de la cereza han venido invirtiendo en 39 buques “Cherryexpress” que se dedican solo a transportar toneladas de cerezas chilenas hacia China en 22 días.
– ¿Cómo se satisface esta alta demanda de fuerza de trabajo de este mercado en expansión? En base al trabajo de migrantes ilegales sometidos al régimen de los contratistas. Este régimen implica en ocasiones, que los temporeros son enganchados por un contratista que los trae a Chile y los mueve por diferentes fundos, extrayendo de su salario los costos de transporte, alojamiento, comida, etc. También, muchos huertos de cerezas son cosechados por temporeros que van de norte a sur cosechando, viviendo en galpones sin condiciones sanitarias mínimas.
– Simultáneamente, los temporeros de la cereza se han erigido como uno de los sectores más combativos de los temporeros, y los paros y huelgas campean en zonas como la Región Metropolitana, Región de O’higgins y el norte de la Región del Maule, principales lugares donde se ubica la producción. En estas huelgas, como la ocurrida durante la temporada 2022-2023 en Melipilla, las principales demandas han sido por mejores salarios y en contra de los contratistas que usurpan gran parte del salario del temporero.
b) Los terratenientes y monopolios compradores en la fruticultura.
– El principal productor de cerezas del mundo es Hernán Garcés Echeverría “El rey de las cerezas”, dueño de Garcés Fruit. Concentra directamente 2.000 hectáreas de cerezos en el país.
– Sin embargo sus principales ganancias las obtiene de la concentración de otros productores menores, siendo el 60% de las cerezas que exporta compradas a otros productores. Con ello, alcanza a exportar más de 36.000 toneladas de cerezas, obteniendo ganancias de USD $200 millones anuales, esto es, concentrando el 10% de la producción de cerezas de todo el país, así como el 10% de todas las ganancias de su exportación.
– Junto al grupo Prize de Alejandro García Huidobro, y otras empresas, forman el Comité de Cerezas ASOEX, que representa el 82% de las exportaciones de cereza chilena. Ambos grupos, además de tener gran cantidad de tierras cultivadas con cerezos, compran y venden la producción de otros productores más pequeños.
– Estos monopolios fijan los precios de compra a los demás productores, sometiendo muchas veces a los más pequeños a la quiebra.
– Como compradores que son, poco les importan las condiciones climáticas que arruinan los cultivos o el alza en los precios de fertilizante. Menos aún les interesa las condiciones de la fuerza de trabajo, ya que al comprar a otros productores se desentienden de este proceso, escondiendo muchas veces condiciones de semiesclavitud, sueldos inferiores al mínimo legal, trata de personas, etc.
– En estas personas vemos cómo se fusiona el terrateniente junto a burgués monopolista comprador, característica propia del capitalismo burocrático en los países oprimidos por el imperialismo.
– Este se expresa en que una misma persona tiene el monopolio tanto de la tierra como de la distribuidora de la fruta (esta es la llamada “integración vertical”). Bajo este régimen, el terrateniente monopolista puede fijar precios de compra por los productos de los demás productores por debajo de su valor, ya que no tiene la necesidad de asegurar la subsistencia de los demás productores (no tiene interés en competir), con ello además, muchos productores deben pagar bajos sueldos a los temporeros para poder obtener alguna ganancia, bajando el precio de la jornada laboral. Esto también les sirve a los monopolistas, que pagan los mismos sueldos que los productores mediano y pequeños.
– Así, el latifundio capitalista burocrático y semifeudal no necesita asegurar la reproducción de la fuerza de trabajo, que es constantemente reclutada de campesinos arruinados, migrantes ilegales y desempleados urbanos, obteniendo las más grandes superganancias
– A su vez, el Estado terrateniente-burocrático está ligado a todos estos conglomerados. Ya sea permitiendo regímenes de trabajo inferiores a la legalidad, o directamente mediante subsidios por diferentes mecanismos a estos grandes terratenientes. Por ejemplo, otorga subsidios de riego, regalándole el agua y los mecanismos de riego a estos latifundistas, otorga inmensos créditos, excenciones tributarias, financia a la mano de obra mediante mecanismos indirectos para que no caiga en la inanición, y un largo etcétera, principalmente mediante la protección militar a través de la policía que aparece ante el menor atisbo de afectación de sus intereses.
II. La Situación económica y social de los temporeros
– Los temporeros en su mayoría provienen de zonas rurales, pero también de grandes ciudades y muchos son migrantes.
– Los temporeros son los trabajadores peor pagados del país. Comparando nuevamente con los obreros de la construcción, se puede observar cómo los trabajadores agrícolas están por debajo de éstos en cuanto a ingresos:
– Esta tabla demuestra cómo los sueldos de los temporeros se encuentran por debajo del costo de reproducción de su fuerza de trabajo, encontrándose por debajo de los sueldos del proletariado urbano.
– Así también refleja este cuadro de la ODEPA (Oficina de Estudios y Políticas Agrarias), donde los trabajadores de la agricultura reciben los peores sueldos, comparando con construcción, comercio, minería, industria y transporte:
– En una encuesta del 2014 la PUC en algunas zonas rurales de la zona central, se logra distinguir cómo se manifiestas las relaciones atrasadas. Por ejemplo, ante la pregunta de por qué trabajan en la agricultura, un 40% afirma que trabaja en la fruta porque no ha tenido oportunidad de trabajar en otro sector, esto es, es la única fuente de trabajo a la que ha podido optar, que sumados con las otras respuestas como “Por tradición familiar” o “Porque le queda cerca de la casa” hablan de cómo los pobladores rurales y campesinos pobres están atados a la tierra, sin tener la posibilidad de trabajar en industrias o en las ciudades.
– La mayoría de los temporeros encontraron su trabajo por redes de conocidos, familiares o amigos, y solo un 5% encuentra su trabajo por un contratista o enganchador, es decir, el mercado laboral de los temporeros es un mercado localizado y poco integrado, prevaleciendo las relaciones personales, el clientelismo.
– Así, los temporeros ya sea viviendo en el campo o la ciudad, encuentran en la agricultura sus única oportunidades de trabajo, a través de amigos o familiares, van hacia los fundos y a pesar de los malos sueldos o malos tratos, se mantienen temporada tras temporada, guardando su única fuente de trabajo más o menos “estable” que le asegure que al menos por algunos meses del año tendrá empleo.
– La encuesta arroja que la mayoría de los temporeros trabajan en una misma empresa durante toda la temporada. Por ello, la principal razón para cambiarse de trabajo es que se acabó el trabajo, y no buscar la empresa donde paguen mejor. Esto da cuenta de la alta sujeción del temporero al patrón, privilegiando la seguridad del empleo por sobre la conveniencia económica.
– Muchos temporeros por ejemplo, en función de asegurar este trabajo “estable” trabajan en días feriados con expresiones como “para no perder el día”, “total que en la casa no gano nada”, por sueldos menores al mínimo, y ante accidentes laborales por ejemplo, en muchas zonas está la cultura de no hacerle problema al patrón y atenderse por sus propios medios, ocultando que sean accidentes o enfermedades laborales. La servidumbre es tan fuerte, que muchas veces se prefiere aguantar estos y peores tratos para asegurar el trabajo.
– Como ya se ha señalado, junto con la expansión del negocio frutícola, han aumentado las denuncias de trabajo forzado, principalmente a inmigrantes ilegales. CIPER Chile expone en una investigación (enlace) cómo más de 20 empresas relacionadas a un mismo contratista, Manuel Castillo Maldonado, que con la venia de funcionarios gubernamentales se han dedicado a trasladar migrantes ilegales haitianos y venezolanos a trabajar en las cosechas de arándanos y mandarinas, donde son obligados a trabajar por sueldos de menos de $100.000 mensuales, siendo amenazados con su situación migratoria para que sigan trabajando.
– Esta situación incluso ya ha sido legalizada, con el permiso temporal para temporeros extranjeros (ver resumen aquí), promulgada el 2021, donde saciando las demandas de los latifundistas, el gobierno estableció este permiso temporal, a fin de que los latifundista puedan abastecerse de mano de obra migrante sometida a su dependencia.
– Tal como nos plantea el periódico brasileño A Nova Democracia en su artículo “Latifundio y servidumbre” (enlace): “Es evidente, por tanto, la relación entre el monopolio feudal de la tierra y la reproducción de las relaciones pre-capitalistas como base de la economía de países oprimidos por el imperialismo. A diferencia de los casos fortuiros registrados en países imperialistas, en Brasil y demás países oprimidos por el imperialismo (la inmensa mayoría de los países de Asia, África y América Latina) las formas pre-capitalistas son la base misma, necesaria de la reproducción del gran capital monopolista”.
(Continúa)